miércoles, 14 de septiembre de 2016

24 Sistema solar versus Pléyades

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LA IMPORTANCIA DEL NÚMERO DOCE: NOSTALGIA DE LOS NEFILIM



Hubo doce grandes dioses sumerios, doce dioses olímpicos, doce Titanes griegos, doce Tribus de Israel, doce partes en el mágico pectoral del Sumo Sacerdote de Israel, doce Apóstoles de Jesús, doce constelaciones del zodiaco, doce meses, etc., etc., doble doce horas del día e incluso en inglés cuentan del uno al doce, y sólo tras el doce dicen: diez y tres, diez y cuatro, etc.


Doce es la base aritmética más adecuada para operar por que es múltiplo de los dos primeros primos y esto simplifica muchos cálculos. Del doce procede por ejemplo la división de la circunferencia en 360º (12x30), el día en 24 (12x2), etcétera.
 La importancia del doce viene de la asociación de nuestro planeta con estos visitantes del cielo, del recuerdo de estos seres:
  •  Por un lado es el recuerdo de que por su utilidad técnica era la base numérica para los nefilim (la nuestra es la base diez),
  • y por otro de una sencilla asociación astronómica entre nosotros y ellos: de contar el número de astros importantes en el sistema solar, importantes desde la tierra: el sol, la luna, nueve planetas, y su planeta. La importancia está en ese uno más: el astro número doce, porque ahí es donde residía el emperador del sistema solar, es decir, el poder en el sistema solar. Doce es el poder, el poder absoluto.


Los sumerios se referían a todos los objetos celestes (planetas, estrellas o constelaciones) como Mul («lo que brilla en las alturas»). Un astro es un Kakkabu. Son casi sinónimos.


Dentro de los Mul distinguían a los planetas del sistema solar con el término Lu.Bad “oveja pastoreada por el sol” donde Lu es “aquello que se pastorea” y Bad se refiere al Sol. 


Para referirse al sistema solar utilizaban el término Mul.Mul. En los textos se dice que nuestro MulMul está compuesto por siete Lu.Mash, siete astros (ovejas) familiares, se refiere a los astros visibles directamente, al Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno.


Este número siete (el origen de la importancia del siete) provocó una asociación errónea con las Pléyades (que son 7) que todavía colea entre los aficionados a estos asuntos. 


En un texto se dice “MulMul ul-shu 12», o sea el sistema solar es un grupo de 12 (tiene 12). Se refiere al Sol, los diez planetas, y la luna. Diez planetas pues incluía el suyo, el que está en una órbita elíptica muy excéntrica desde el acantilado de Kuiper hasta casi la órbita de Marte. 


Un texto dice: “El kakkabu del Cetro Supremo es una de las ovejas del mulmul”, que sería: el astro de los poderosos es un planeta del sistema solar. “El planeta de Marduk dentro del MulMul aparece”. Están diciéndonos claramente que su astro de origen está en el sistema solar (en la errónea interpretación de las Pléyades, su traducción sería que su astro de origen está en las Pléyades).


El origen de la importancia del número doce procede de aquí, es el número de ovejas, astros del sistema solar, que incluye los diez planetas, también el sol y la luna dada la importancia para nosotros. Los otros satélites no tienen importancia.


La comunidad astronómica mundial acordó (en 1925) dividir los cielos, tal como se ven desde la Tierra, en tres regiones —septentrional, central y meridional— y asignarles diversas constelaciones. De hecho, agruparon las estrellas en 88 constelaciones. 

La comunidad astronómica nefilim en la Tierra acordó (en 420.000 a.C) dividir los cielos, tal como se ven desde la Tierra en tres bandas «caminos» —el camino septentrional, al que se le puso el nombre de Camino de Enlil; el meridional, al que se le puso el nombre de Camino de Ea; y el central, que fue el «Camino de Anu»— y en asignarles diversas constelaciones. 

La banda central de hoy en día, la banda de las doce constelaciones del zodiaco, se corresponde exactamente con el Camino de Anu, en el cual los sumerios agruparon las estrellas en doce casas. El gran círculo de la Tierra alrededor del Sol se dividió en doce partes iguales, de treinta grados cada una (360º/30º = 12). Las estrellas que se veían en cada una de estas partes o «casas» se agruparon en una constelación. Esto daría lugar al zodiaco, palabra que procede del griego zodiakos kyklos “círculo animal” que procede del original sumerio Ul.Ue “rebaño brillante”, que eran las siguientes: 
GU.AN.NA («toro celeste»), Tauro. 
MASH.TAB.BA («gemelos») = Géminis; los gemelos de Nannar (Inanna y Utu), el actual príncipe de La Tierra.
(gir)DUB («pinzas», «tenazas»), Cáncer. Se refiere a Shamash (Gir = cohete, o pinza de cangrejo)
UR.GULA («león»), Leo. Ishtar, se la representaba montaba sobre un león
AB.SIN («el padre de ella era Sin»), Virgo. Pero se refiere a Ninhursag, Sud.
ZI.BA.AN.NA («destino celeste»), Libra. 
GIR.TAB («lo que pinza y corta»), Escorpio. 
PA.BIL («defensor»), Sagitario. Ninurta, Pabilsag gran protector era el nombre de la constelación, con su maza de cabeza de león (Thor?).
SUHUR.MASH («pez-cabra»), Capricornio. 
GU («señor de las aguas»), Acuario. 
SIM.MAH («peces»), Piscis. 
KU.MAL («morador del campo»), Aries. 
 Cada constelación se dedica a uno de los doce grandes annunakis.




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